Si tenemos que caracterizar a la sociedad actual tranquilamente podriamos decir que dos rasgos que la representan son la disposicion hacia un mayor control de los elementos que la componen (sujetos, acciones, etx) y, tambien, una tendencia a la explotacion sin control de la naturaleza en la cual se encuentra a traves de la utilizacion masiva de recursos no renovables. En particular me preocupa mas el primero de los elementos, quizas porque sea mas tangible desde el lugar donde hablo (entendiendo al lugar no solo como una posicion geografica abstracta, sino como el punto de vista determinado o influido por el contexto espacio temporal en el que habito), que el segundo. Sin embargo ambos se interrelacionan en cuanto a que son producto o efectos del capitalismo: la necesidad de controlar todos los aspectos del ser humano y de absorver todos los recursos que la naturaleza ofrece son inmanentes al sistema social en el que nos encontramos (alguien objetara que el control en una sociedad de socialismo real como la que muestra Orwell en 1984 es mayor, sin embargo disiento con ello pues el control avanza en las sociedades mas liberales). Ambos fenomenos son propios del capitalismo, y de tal manera que no puede haber un antisexismo dentro del capitalismo decimos que los movimientos ecologistas son meros parches y que no puede haber una verdadera naturaleza sin derrumbar antes al capitalismo.
Dystopia emocional
Dystopia emocional es un blog dedicado al arte a secas... en todas sus manifestaciones y considerado este como producto de determinada sociedad en determinado tiempo. Desde cada lugar los sujetos se manifiestan artisticamente, tanto como espectadores como productores del artefacto artistico. En nuestro caso nos planteamos al arte como la emergencia de los sentimientos, ya sea rabia o amor, hacia el exterior. Desde una postura individualista creemos que el arte ayuda a tomar conciencia sobre la realidad a la que somos sometidos dia a dia, una realidad moldeada por los canones de la sociedad burguesa. Por eso es hora de despertar, de hacer del arte un arma que nos quite de encima ese velo de realidad que el capitalismo nos impone.
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